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Tenerife 7 de Enero de 2014
Llamamiento a la razón, a los periodistas
de buena voluntad y partidos políticos
Los Canarios una vez mas, hemos podido presenciar atónitos el lado oscuro de nuestra realidad social, teniéndonos que tragar la peor aportación de la televisión publica Canaria al mundo del periodismo, que  ha sido, sin ningún género de dudas, la capacidad que tiene este medio de masas para reconvertir la información sobre lo que significa la autentica solidaridad, en un mero espectáculo de entretenimiento.

Ante este bochornoso espectáculo,  no me cabe la menor duda de que la publicidad y la información solidaria tienen muchos fan y también muchos detractores. Se ha hablado mucho de la moda de la solidaridad, pero lo único cierto es que ha pasado a ser uno de tantos valores sociales, antaño transformador que ha sido apropiado y redefinido por los medios de comunicación, y un sinfín de grupos empresariales.
La publicidad vende solidaridad y vende mercancías con discurso solidario; y no hay
que olvidar que los medios de hoy, viven y son, gracias a la publicidad. Según Pierre Bourdieu, esa “estructura invisible” que se oculta tras el mundo periodístico aparece condicionada, a su vez, por la lógica mercantil que se hace dominante.

Dominio que resulta cada vez más evidente a través de la hegemonía de uno de los medios: la televisión. Si esto es así, y parece que no caben muchas dudas, ¿qué es lo que ha hecho tan atractivo a los medios el mensaje solidario? ¿Por qué es tan televisiva la solidaridad?

Veamos los informativos, su estructura, su lógica interna, sus fines, su población objetivo, y percibiremos que, en los tiempos que corren, casi de forma natural, este tipo de noticias son uno de los temas estrella a disposición de los medios. Lo mismo ocurre con la publicidad, que ha encontrado un filón en la imagen de marca solidaria.

Si unimos las limitaciones de tiempo con la necesidad de conseguir impactos visuales rápidos para captar la atención de la audiencia, el resultado es un lenguaje informativo marcado por la superficialidad, por la búsqueda de reacciones primarias por parte del espectador y por la ausencia total de cualquier cosa que se parezca a un análisis en profundidad de esta particular crisis.

Durante estas terribles navidades de 2013, la televisión pública Canaria ha optado por colaborar con su televisión local prima hermana Mírame TV, para ofrecer un espectáculo perfecto: el de su miseria. A lo largo de estos días, resultaba imposible conectar estas dos televisiones sin encontrarse con imágenes de colas en un comedor social, de gente recogiendo comida en los economatos de ONG y ayuntamientos o de familias hundidas en la indigencia, que en sólo unos meses han tenido que cambiar el solomillo y los langostinos navideños por un plato de pasta con queso rallado. Desde estas televisiones nos remachaban un único mensaje: somos pobres como ratas.

Dado que los directivos de los grandes grupos audiovisuales suelen ser gente bastante lista, hay que dar por sentado que estas sangrientas crónicas del Apocalipsis económico Canario tienen una buena respuesta de audiencia. El espectador medio está afectado por un extraña fascinación por el abismo y es capaz de tragarse una y mil veces estas dolientes descripciones del descenso a los infiernos de todo una comunidad. Tras años de excesos y de comportarse como nuevos ricos, los Canarios parecen necesitar una urgente penitencia y estos repetitivos reportajes son un material de primera para autoflagelarse.

No se trata de ocultar ni de maquillar la dramática realidad que estamos sufriendo. Hacer el relato detallado de las consecuencias que la crisis económica está teniendo sobre la vida cotidiana de millones de españoles es una obligación profesional y moral de los medios de comunicación. Sin embargo, se observa una alarmante tendencia hacia el morbo y la frivolización. Las historias de esas personas que sobreviven cada día gracias a las ayudas sociales se quedan incompletas si no van acompañadas de una descripción clara del cómo y el porqué se ha llegado a esa situación.

La repetitiva contemplación de este tipo de noticias es un ejercicio absolutamente estéril, si no se hace un esfuerzo para situarlas en su contexto real. El viejo axioma que aconseja aprender de la historia para no repetir los errores en el futuro pierde todo su sentido cuando la miseria se convierte en un espectáculo vacío, a mitad de camino entre el reality show y la tómbola de la caridad.

Empieza ya a ser muy preocupante la oleada benéfico/caritativa que parece extenderse por Canarias. Junto a los encomiables esfuerzos de grupos de personas y asociaciones que intentan paliar las necesidades más básicas de sus semejantes, empiezan a colarse una buena pandilla de vividores.

Así hemos podido apreciar como en los presupuestos generales de la comunidad Canaria han bajado las partidas de bienestar social, (ayudas a los grandes discapacitados, a los dependientes, los pensionistas, etc) y sin embargo siguen gastando dinero publico en eventos de todo tipo como ese tele maratón, que solo es una gran cortina de humo, donde se desvía la atención de las causas que han producido el efecto social precario en el que viven muchas familias Canarias.

Pronto veremos a empresas que se han beneficiado de la RIC y de la actual reforma laboral, que no han dudado en despedir a centenares de trabajadores, colgándose la etiqueta de la solidaridad y entregando lotes de comida a los pobres, en medio de un gran despliegue de fotógrafos y de cámaras de televisión. Así lavan su imagen pública y se quedan tan contentos en un binomio sociológico en donde solo se benefician los políticos cómplices y promotores de este tipo de eventos, los empresarios que se publicitan, y algunos medios muy mediocres que aprovechan tan suculento filón para hacer caja.

Por todo esto, hago este llamamiento a la información real y objetiva sobre las causas y efectos de este tipo de eventos denigrantes, pidiendo a los colaboradores de medios y informadores en general, que sean críticos y honestos cuando se este hablando de solidaridad, que no se presten tan ligeramente al encubrimiento de la realidad social que nos ha traído hasta el punto donde ahora mismo estamos, unas políticas especulativas que solo han beneficiado a un sector minoritario de la sociedad Canaria y empobrecido al resto.

Tampoco puedo dejar de mostrar mi extrañeza por la falta de crítica hacia este tipo de eventos por parte de las fuerzas progresistas de Canarias, no se me ocurre pensar que no quieren enemistarse con algún que otro “”medio”” que les pudiera luego recompensar cerrándoles la puerta, o que tan solo les interesa el poder a toda costa aunque para ello tengan que llegar al convencionalismo, nadando pero sin mojarse mucho, para que no se encojan sus grandes y superficiales expectativas.

José Ramón Carrillo Rodríguez
Comentarios
Luchar contra la Tv canaria, es imposible. La dominan ignorantes, pero el pueblo es igual. Es decir, ellos son el reflejo del oyente de diez minutos y digo de diez minutos, que es lo que duran viendo las noticias o aquello que más les interese. La Tvcanaria, no se oorta un pelo cuando repite chuleándose la audiencia que tienen y bla, bla, bla, para que los cuatro ignorantes se queden contentos con su tele. Ahora cuando falten dos o tres meses para las elecciones mirarán con lupa a los parados mas incultos y con hambre, para hacerles contratos de limpieza de barrancos y calles, prometiéndoles que les contratarán más y cuando les vuelvan a votar, los mandarán pa´la porra oomo han hecho en las anteriores elecciones. De todas formas repetiré que ellos hacen eso, porque el pueblo lo permite y si el pueblo lo permite, bien hecho está. Un lector de José Ramón Carrillo Rodriguez
Para ejemplo baste elquehoy 09-01-14 el tema estrella es el temporal que nos sacude y que con todolujo de detalles y enfasis ponen los comentaristas dela nuestra en explicar a los turistas que nos visitan delos encantos del viento la lluvia y la nieve.Porlo menos hacen un gasto extra en chubasqueros y paraguas.OtrolectordeJ.R.Carrillo Rodriguez