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Arona 27 de Febrero de 2014
Las desgracias de Arico
Es público y notorio que este municipio del Sur de Tenerife lleva tiempo soportando agresiones medioambientales que han deteriorado el territorio y comprometido su progreso. No sólo está la gran superficie de terreno degradada por crecimiento desmesurado del PIRS y la contaminación de su litoral por el vertido de aguas fecales cerca de la costa, también incide en este deterioro ambiental la instalación de parques eólicos en las mejores zonas cultivables.
La proliferación incontrolada de placas fotovoltaicas en suelo rústico, la destrucción de parajes naturales y la anarquía urbanística, sobre todo en los pueblos situados en la franja costera. Estas desdichas ambientales agravan el futuro de Arico al ser una zona económicamente deprimida, sumida en el atraso más absoluto y con graves deficiencias en servicios e infraestructuras, que además de forma incomprensible está sufriendo el hundimiento de los referentes tradicionales de su economía: agricultura y ganadería.
Igualmente, a estas adversidades hay que añadirle la ineptitud e incapacidad de los
últimos gobernantes municipales para afrontar y resolver los problemas que presenta la comarca, así como el abandono y desprecio que vienen realizando sobre el patrimonio natural, histórico y cultural. Un municipio donde da la sensación de que el interés general se ha visto relegado por intereses particulares con la condescendencia del Consistorio. Un Ayuntamiento que lleva años siendo un caos y un despropósito de gestión con actuaciones reproblables de ciertos concejales supuestamente encaminadas al beneficio personal.
Lo dramático es que a éste escenario tan desalentador no se le ve salida ni mejora con el actual gobierno municipal, pues no ofrece credibilidad para solventar esta situación al estar representado por un alcalde por accidente, al que evidentemente le viene grande el cargo de regidor y que basa su política municipal en auténticas actuaciones de patio de vecindad. Por eso, en estos momentos Arico está simbolizado por un Ayuntamiento patético que está haciendo buenos los veinticuatro años de desgobierno del anterior alcalde, con unos concejales empeñados en ofrecer fiestas y eventos para lucimiento personal y todos ejerciendo el papel de alcaldes.
Francisco Castellano Cabrera
