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Guía de Isora 4 de Abril de 2014
La esperanza es la última que se pierde
En las anteriores fechas han ocurrido sucesos graciosos
tales como la cariñosa homilía del dulce Rouco en el funeral
de estado (…) que obligó a asistir en la catedral a los padres
y madres de la patria y ahí los trancó el verbo poderoso y
caritativo del ex que no es tan ex, y otro acontecimiento
es el libro de una viejecita conservadora (…) sobre el 23-F entre el rey y Suárez, cruzándose insultos que no cuadran con la imagen de ambos mandatarios.

Además, la hipócrita actitud, de puertas afuera, contra la visita al susodicho funeral del jefe del estado de Guinea Ecuatorial excolonia española, un negro rico al que invitaron al instituto Cervantes para que dictara (…) una conferencia en su excelente español y, para no echarle más sangre al asunto, citar la obscena y enésima recreación de la valla de Melilla: una tortura televisada y consentida, sobre todo por el ministro de la represión contra los pobres y los negritos (no contra los moros ricos ni contra Obiang), que es muy religioso y pío.
Pues además de lo dicho, se acaba de producir un pequeño accidente de tráfico en los madriles en la que se ha visto – presuntamente – involucrada doña Esperanza Aguirre quién, cansada de esperar los trámites engorrosos que conllevan estos pequeños tropiezos, va, sale como un volador y se pierde en su coche con dirección a su casa, teniendo que perseguirla, es un decir, la poli para comunicarle el atestado. Y punto.

Imaginaos – qué diría nuestro ministro Soria – que nos pasara a cualquiera lo que le ocurrió a doña Esperanza: multa, control de alcoholemia y drogas, tal vez detención por desacato, juicio rápido y, tal vez, trabajos para la comunidad. Y nos entra la risa, porque sabemos que a la doña no le pasará nada: siempre ha hecho lo que ha querido: hasta ganar la presidencia de la Comunidad de Madrid al comprar el voto de dos golfos del PSOE y hasta la fecha tiene mando en plaza. Todavía hay clases. Y lo de “usted no sabe con quién está hablando”  tiene hoy más vigencia que nunca. No podemos – ni queremos – suponer lo que significaría por el bien de la justicia y de la democracia, ver a la liberal de toda la vida, ataviada con mono de faena, barriendo las calles de su ciudad. Antes tendrían que pasar por encima de millones de cadáveres (…) de votantes de ese partido impoluto que ha traído la prosperidad a España y sus satélites (…), con el prestigio internacional que le aportan figuras como Aguirre o Rouco (ambos son la cólera de dios o similar). Imaginaos, insisto, en un accidente o una infracción de tráfico, pues la justicia actúa con una rapidez inusitada y hasta en una multa usted tiene descuento si paga en el acto. No es el caso de doña Espe, pues aparte de lo golfo de su actitud, saldrá inmune. Tiempo al tiempo.

Gracioso, si no fuera porque es muy triste.

Cheche Dorta