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Guía de Isora 30 de Abril de 2014
Primero los monaguillos
Dijo el papa Francisco a los reyes de España en la audiencia
que les concedió (…) el día en que los papas Juan XXIII y Juan
Pablo II se convirtieron en santos en una ceremonia austera y
nada pomposa, repleta de curas y monjitas al borde del éxtasis,
como debe ser. Y me resultó gracioso lo de “primero los monaguillos”
que dijo el porteño/portero que guarda las llaves de San Pedro, al ver salir al monarca arrastrando la real chola, precediendo a la reina toda vestidita de blanco, casi como el papa que está más gordo, lo que viene a significar que, de momento, tiene vigilada la cocina y las infusiones.

Ojo, no le vaya a pasar como a Juan Pablo I al que le hizo daño una taza de agua con exceso de sacarina, el pobre.
Hagamos un somero resumen del evento (…) que volvió a demostrar la sencillez
de la iglesia católica: una enorme y lujosa contradicción entre lo que predican y lo
que hacen y – otro anacronismo – la cantidad de jerarcas del planeta que acudieron
con sus mejores galas (hasta negritos había) al rito que convierte a dos hombres vestidos
con falda, en santos completos, aunque la distancia entre don Angelo y don Karol sea, para mí, abismal en lo humano y en su obra, como representantes de dios en el planeta que habitamos. Del primero solo mantengo una imagen de buena persona y que intentó acercar la secta a los pobres. Del polaco, ya santo,  recuerdo la ira con que amonestó a Cardenal (…) que era ministro de cultura de Nicaragua y, sobre todo, su furibunda lucha para acabar con el comunismo y su afición por viajar y besar el suelo del país de llegada, agradeciendo a dios y al piloto que el avión no se haya caído. Poco más; si acaso, su miedo a la muerte y que durante su mandato aumentó la pobreza, la injusticia y las guerras. Creo. Ah, y fue muy indulgente con los pederastas que siguen ahí. Incluso en la plaza de San Pedro el día de autos, camuflados entre los que aún (…) creen en estos golfetes, a pesar de lo que pasa cotidianamente. Hay más pobres, lo que es el gran fracaso de la religión.

Obviamente, el rey de España no fue monaguillo, pero algo de ese oficio intuyó el papa Francisco al dedicarle la frase que enuncia esta crónica, porque ser monigote (…) era actividad infantil que enseñaba a repicar las campanas con sus diversas variaciones, comer hostias sin consagrar que se desleían en la boca, orinar tras los altares, subir a la torre a fumar, manejar el incensario con pericia, cargar ciriales y la manga cruz, etc. todo un compendio litúrgico que a más de uno separó para siempre de las iglesias y sus interioridades logísticas. A mí, sin ir más lejos, entre otras circunstancias que ahora no vienen al caso, pero monaguillo si fui. El rey no. Y la reina es ortodoxa completa, es griega, por si le faltaba alguna condición para llevar la mantilla blanca y no la recolorada que para esa vestimenta ya tenemos a los príncipes cardenales, verbigracia don Tarcisio Bertone que prepara su retiro en un modesto pisito de trescientos metros cuadrados, más o menos, sin hipoteca.

Así que a partir de ahora ya tenemos tres santos más (me olvidaba del Padre Anchieta) para construir más templos y hacer más fiestas. Más fiestas con la imagen de Juan Pablo II cargado a hombros o una romería en honor de Juan XXIII que tiene como cara de ser más parrandero. A san José de Anchieta lo dejamos para un evento (…) latino con orden y progreso que es el lema del Brasil, país muy tranquilo, especialmente en las favelas donde dios se manifiesta empíricamente.

Y primero los monaguillos, frase que tiene mucho recorrido, porque el papa Francisco debe saber lunfardo, jerga del tango y la milonga. Che.

Cheche Dorta