Los siguientes comentarios son opiniones de los internautas, no de eldigitalsur.
No está permitido verter comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
eldigitalsur se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere fuera de tema.
No está permitido realizar publicidad a través de los comentarios
Los comentarios enviados no se publican siempre al instante, depende de la hora pueden tardar en publicarse.
Para que pueda ser publicado su comentario, por favor escriba un nombre de autor
Publicidad
Guía de Isora 31 de Enero de 2014
El Teleférico
El Teide es una de las más bonitas montañas del mundo.
Está en Tenerife y se ve maravillosamente desde varias islas.
Su estampa es perfecta y es, tal vez, el símbolo que mejor
representa a Canarias. Una obra de arte sin matices.

Dicho lo anterior pasemos a la acción que trata de ir sumando adeptos a que ese artefacto obsceno que se llama Teleférico del Pico del Teide, S.A. sea demolido y que desaparezca de la superficie de nuestro monte bellísimo, perdón, y mostrarlo tal cual es sin ningún artefacto que lo afee. Es el caso. Nada más y nada menos. Ardua tarea, pero indispensable para no ser hipócritas defendiendo el paisaje, el medio ambiente, etc., mientras el negocio que tratamos destroza cualquier comparación.
No sé lo positivo que aporta esta maquinaria, privada, a la industria turística,
pero estoy seguro que su desaparición haría crecer la calidad de la oferta,
a pesar del todo incluido vergonzante y de la pinta que tienen – gracias a dios –
los chancletas que nos visitan. Lo que ocurre, entre otras fantasmadas, es que más del noventa por ciento de la población de esta isla jamás ha subido al Teide y mucho me temo que con la manía de la presión, el colesterol, los nervios, el frío y otras patologías, no se atreverán a ascender ni siquiera en el terrible teleférico. Salvo irse de belingo, con los niños arrojándose en tirolinas, un paseo en kayak y otras modas al uso. Una desvergüenza consentida. Una más.

O sea que (coma, aunque sea delante de la tele, que ya va por seis o siete programas de alta cocina) esta colaboración solo pretende sumar adhesiones a que volemos el teleférico con explosivos que no le hagan daño a la montaña que debería ser sagrada (¡), y dejar a nuestros descendientes la imagen perfecta de lo que no puede superarse: El Teide. Uno – y con voluntad es – propone esta cuestión y el que quiera apuntarse que se apunte. Es más barato que un SMS y otras mariconaditas. Se trata, insisto, en desmantelar el teleférico (iba a escribir funicular, pero lo dejo para los gufiados Sabandeños) que no es poco, aunque sería una gozada mucho más importante y paliativa que contemplar las estrellas o irse a Las Cañadas de botellón. Creo. Imaginaos, que diría Soria, esa voladura y flipamos. Después, una vez alcanzado el objetivo, podemos activar el protocolo más sutil en que la misión sería desaparecer el parador, la capilla, la carretera de asfalto, las sogas cursis, el centro de visitantes, etc. y nos acercaremos a lo que se llama dignidad. Y El Teide, eso espero, aguantará nuestra maguería, perdón, un millón de años más, por lo menos, tranquillo y enguruñado, que diría Nijota. Y yo. Anímense colegas chicharreros que, por cierto, llevan un montón de años sin comer chicharros. Creo. Bastante paciencia ha tenido sin reventar de una vez y reírse, a su modo y manera, viéndonos correr espantados huyendo de la lava y clamando al cielo que, como siempre, no nos oirá.

Cheche Dorta
Comentarios
Estoy de acuerdo con el señor cheche dorta