Guía de Isora 11 de Julio de 2014
Los Divos Golfos o Viceversa
Resulta que un montón de patriotas de fuste,
celebridades y gente seria (aparentemente)
han colocado sus ganancias en el paraíso (…)
fiscal de Jersey, entre ellos algunos tan famosos
como el patriota Plácido Domingo, el veloz presunto
golfillo italiano Valentino Rossi, el sadomasoquista actor y director Mel Gibson, el guitarrista Mark Knopfler, etc., etc., etc.

De manera que asistimos, afortunadamente, a otro engaño más de la que son protagonistas los ciudadanos citados que han tenido aplausos interminables cantando por ejemplo el Coro de Esclavos, recreándose en la tortura como el presunto psicópata – y muy pío – el tal Mel o adelantándose en su moto como el Valentino, entre otros padres de la patria falsa. Sirva como ejemplo que el más español de los españoles, el plácido,  reconoce que su familia se benefició del trust de los tenorios. Todo cuadra, aunque este caso no es nuevo, antes ya se supo que destacados deportistas, cantantes y gente de la farándula evadían impuestos y saqueaban a la patria surreal a la que declaraban un inmenso amor, los muy golfos patrioteros de opereta, nunca mejor dicho. Y a usted y a mí, nos embargan la nómina o la pensión por una deuda de ¡un euro!, verbigracia. O, peor aún, que a un mediocre como el tal Juncker, luxemburgués, será reelegido el mandamás de la Unión Europea, pea. Un individuo que se puso de acuerdo con el socialdemócrata alemán para repartirse los cargos que han demostrado suficientemente que su labor al frente de Europa solo ha traído miseria. Y creo que a la vista está.
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Paraíso fiscal, dicen. Un auténtico insulto a la gente que intenta mantenerse digna. Porque si el que manda es nacido y criado en el Gran Ducado (…) de Luxemburgo, seguimos prolongando la sinrazón. Y si el otro se define como socialista (…), pocos podrán explicar este paripé en que se ha convertido el continente que dio al mundo la civilización, las leyes, la democracia y otros cimientos hoy en día bastante temblorosos para millones de personas, menos para ellos – los del primer párrafo en su conjunto – que están blindados de por vida.

En el caso español, don Plácido (…) es paradigmático, ya que se trata de un hombre muy de derechas – hay que decirlo – y que posee un chorro de voz y, otrora, un físico poderoso; hoy no sabe envejecer con dignidad y hay que preguntarse el para qué quiere más si sabe o debe saber que Jesucristo lo hubiera echado del templo de las vanidades o, por lo menos, de las Islas del Canal de la Mancha de cuyo nombre don Domingo hoy no quiere acordarse, ¿vale?, si. Yo creo que desafinaba, pero es una apreciación muy discutible, pero es lo que me dice la oreja cuando lo escucho, sobre todo en este momento dado. Igual me pasaba con Alfredo Kraus, paz descanse, que era indiscutible pero que yo también consideraba que hacía el ridículo cantando canciones ligeras. Puede comprobarse.

Más ladrones y no son políticos. Líderes idolatrados por los conservadores de la nada, aún a sabiendas que no tenían una libreta de ahorros. De lo que narramos a la crisis hay un hilo conductor que, seguro, no cortará el tal Juncker ni el Schulz. Ni Iglesias ni Valenciano. Ni el Papa Francisco que pronto, y ojalá me equivoque, comenzará a rendirse a la evidencia de que hay otros mundos pero están en éste. Y que el infierno está aquí. Y el Cielo, pero que puede esperar mientras se investiga hasta el infinito las tropelías de la gente seria.

Resumen: un país de golfetes que saben cantar para su público, que corren bien sobre una moto o que les encanta la tortura. Ahorradores de inmensos honorarios que sacan fuera de las fronteras patrias mientras con la boca chica confiesan su inmenso amor por la bandera, porca miseria o así fue, que dicen que dijo el inquisidor Ratzinger, papa emérito como el rey abdicado, otro que también se retiró a tiempo. Y es que de los que huyen alguno escapa. Mientras, el juez Ruz lee pacientemente un libro de leyes y ve indicios (¿) de delito en personajes como Blesa, Urdangarín, la infanta, el presidente del tribunal de cuentas o La Pantoja. Y usted y yo, señora, hablando del Mundial y sus enormes consecuencias para el futuro de un país tan enorme como Brasil….

Vaaaaaaale. O no. Tal vez no tendría que decir que Plácido Domingo es de derechas, pero es que es. Y lo sabe. Como el resto de los evasores. El desprecio por la política es un invento de esa derecha de toda la vida que no saben el por qué son así. O sí. Por lo que debemos terminar y terminamos - ¡ños, parezco un lector de sentencias ilegibles! – diciendo que hoy se sabe mucho más de lo que no se podía saber en los años nostálgicos que añoran los que pasaron más hambre que el perro de un ciego. Y les encanta Domingo, Rossi o La Pasión, moderadamente. ¿Ladrones?, exactamente.

Cheche Dorta