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Guía de Isora 29 de Oct. de 2014
Megarápido
No sé si este título lo recoge la RAE, pero les digo que llevo
un montón de días sin escribir nada, salvo algunos ensayos
de monólogos interiores, que de tan interiores que son que no
me salen ni con agua caliente. Y es que desde la primera línea,
de inmediato, surge una noticia llena de podredumbre que hace viejo lo que acabo de grabar.

De tal manera, hoy mismito y aquí al lado, después de la detención del líder de los Minusválidos que – presuntamente – robó un pastón a la ONG que representaba (y a un equipo de fútbol sala, que es muy saludable), dependiente del Cabildo que no se enteró de que los incapaces – como dicen las máquinas tragaperras – no estaban cuidados correctamente, sino robados por el jefe carismático. Una pequeña mancha en esta zona hasta que venga alguien que ponga orden y nos haga ver lo que todo el mundo sabe y se calla: que en Canarias hay mucha, pero mucha corrupción y muchísimos consentidores que llevan riéndole las gracias a sus dueños desde los tiempos de la conquista y sus daños colaterales. Creo.
De manera que, como decíamos, la primera línea se hace vieja desde que surge la segunda y así sucesivamente. Hoy, sin ir más lejos, acaban de imputar, detener o pararlos un ratito a un montón de presuntos golfos, entre ellos lo más granado de Madrid, que saldrán sin cargos y sin pagar lo robado o, si tienen dinero, pagarán una fianza para librarse de la cárcel. Si, esa figura jurídica que indica que todo se puede comprar y está vigente. Vale la pena repetirlo: usted roba y paga con lo robado. Nada más y nada menos. Y sigue suelto destruyendo pruebas ante la mirada atónita del ciudadano del común (…) que no se explica cómo el jefe de los jueces proclama que en Spaña “hay leyes para castigar al roba gallinas, pero no así para los grandes ladrones” Y a la vista está para quién lo quiera ver o le dejan.

La surreal, o no, figura del Pequeño Nicolás no es una anécdota de un pibito que se cuela en los foros y se hace fotos. No, es un producto de las nuevas (de) generaciones que tuvo que estar protegido, porque con esa cara de pijo precoz, esa pinta de chivato y la osadía para hacer lo que hizo, no es normal que estemos hablando de ese personaje. Pero algo tiene que ver con los detenidos hoy y los que faltan; por ejemplo Aznar o La Guirre, inspiradores de esa forma de proceder, y que nunca serán detenidos, ni siquiera por la poli de tráfico, tan eficaz salvando las distancias y que todavía (hoy más que nunca) hay clases. Porque, hay que decirlo, doña Esperanza es una presunta golfilla simpaticona y tan campechana, casi, como el ex rey y don José María escribió en contra de la Constitución y es el presidente de honor de un partido sin esa cualidad. Por cierto, hace mucho tiempo que no se habla de Urdangarín ni de su esposa, lo que indica que a la gente (…) en general, lo más que le interesa es el fútbol corrupto y que el cajero dispare billetes cuando toque y hasta que deje de disparar. Si uno, a proponer, llamo pequeño a mi hijo Nicolás, puede que me de un cogotazo y con razón, pero no es el caso. Nico es karateca, ojo, y baterista, no son actividades contradictorias porque ambas son golpes con ritmo.

Y regresamos al principio de esta crónica tardía que aún no ha recibido noticias de más ladrones, de momento. Lo que si es verdad es que la modernísima Europa acaba de calificar con sobresaliente a Bankia, entre otros, como un banco solvente. Y ahí se acaba toda la lógica. Porque esa entidad (…) era una cueva de sátrapas cutres sinvergüenzas y sin recato - ¿Rato? – que gastaban cifras obscenas en helados, verbigracia, o en safaris para matar infinidad de animalitos del señor y retratarse ante sus cadáveres exquisitos. Pues siguen en la calle. Como estarán muy pronto los detenidos hoy, que pagarán su fianza. Y así hasta el infinito.

Resumiendo: el primer problema del país es la injusticia. El resto, siendo muy grave, es secundario. “Detrás como la Justicia”, decían nuestros antepasados con sabiduría. Hoy sigue igual este aserto, por lo que no debe extrañarnos. Son los mismos de siempre.

Cheche Dorta