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Canarias 19 de Diciembre de 2014
El HUC estudia la relevancia del índice
del cuerpo calloso en el desarrollo
de la esclerosis múltiple
La principal función del cuerpo calloso es la de de servir como vía de comunicación entre ambas mitades y conseguir que trabajen de forma unitaria y complementaria.

El servicio de Neurología del Complejo Hospitalario Universitario de Canarias (HUC), adscrito a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias ha llevado un estudio de la relación del Índice del cuerpo calloso como medida de atrofia global y de los distintos segmentos de esta estructura con el rendimiento en diferentes tareas cognitivas en pacientes con esclerosis múltiple. Participaron un total de 112 pacientes y se utilizó un sencillo procedimiento de análisis de imágenes desarrollado por un grupo de neurólogos de Río de Janeiro.
El cuerpo calloso es el mayor haz de fibras nerviosas del cerebro de la mayoría de los mamíferos que conecta los dos hemisferios cerebrales por puntos no simétricos de la corteza. Su principal  función es la de servir como vía de comunicación entre ambas mitades y conseguir que trabajen de forma unitaria y complementaria.

Las fibras callosas aparecen en embriones humanos entre las semanas diez y once de gestación, si bien, su mielinización (perdida de mielina) es lenta y termina en torno a la pubertad y, comienza a perder grosor y tamaño de forma gradual, a partir de la cuarta década de la vida, especialmente en sus regiones más anteriores.

Anatómicamente, el cuerpo calloso se divide en tres partes: la rodilla, que abarca el tercio anterior e interconecta las zonas prefrontales, el tronco, que une las cortezas motoras y somatosensoriales de los lóbulos parietal y temporal y, finalmente, el esplenio, que constituye la porción más posterior y conecta los lóbulos occipitales.

La composición de los axones mielinizados, convierte al cuerpo calloso en una de las estructuras diana en el estudio de la Esclerosis Múltiple, una enfermedad crónica, de carácter inflamatorio-desmielinizante cuya afectación de la sustancia blanca es bien conocida.

Distintas investigaciones han relacionado la afectación de esta estructura con déficit cognitivos presentes en la enfermedad como el enlentecimiento en la velocidad para procesar la información, la memoria, la fluidez verbal, la integración de distintas funciones e incluso con la fatiga, uno de los síntomas más discapacitantes de la enfermedad.

Trabajo del HUC
El índice del cuerpo calloso de los pacientes estudiados fue de 0,34 y correlacionó con medidas de velocidad de procesamiento, memoria verbal y visual, fluidez verbal, flexibilidad e integración a la percepción visual. A nivel regional, se objetivaron múltiples asociaciones entre las distintas partes anatómicas del cuerpo calloso, especialmente la parte posterior (esplenio) y diferentes dominios cognitivos.

Así, por ejemplo, un menor volumen de esta región se traduce en enlentecimiento cognitivo, déficit en memoria operativa y memoria verbal así como problemas en habilidades perceptivas visuales. A nivel práctico, estos déficit se traducen en la necesidad de más tiempo para realizar determinadas tareas, dificultades en la recuperación de la información memorizada, que se traducen en despistes y olvidos, etc.

En relación al segmento más anterior del cuerpo calloso, en nuestra muestra, se relaciona especialmente con funciones que implican la planificación, la organización o flexibilidad, de manera que, un mayor volumen en esta área implica una mayor capacidad en estas funciones. Finalmente, un mayor volumen del tronco del cuerpo calloso (o segmento central) se traduce en un rendimiento superior en memoria visual y en tareas que implican la integración de otras funciones como la organización y la percepción visual.

Todos estos datos confirman la importancia de esta estructura como pieza fundamental  en esta enfermedad, especialmente en el déficit cognitivos asociados a la misma.