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Arona 14 de Marzo de 2014
Las argollas
No hay marcha atrás, hemos caído
en la trampa sin esperar tanto reconociendo
ser el culpable total. Has caído en un espacio
donde has perdido la razón, el control, donde
según la libertad, vivirás esos momentos de bella
locura volando sin alas encima de una absurda realidad y serían dos absurdas realidades si sumamos la normal ante una falsa sociedad y la tuya propia a escondidas, como hacen los lobos escondiéndose en las montañas cuando están en celo.

El se monta en un barco y navega hacia otro lugar para encontrarse con la única persona que siente y deseas abrazar. Es la única persona que te comerá sin que le des asco, te amará sin límites porque no existen las fronteras entre los dos cuerpos cargados de lava como los volcanes y una vez estén juntos, reventarán con toda la presión de las energías naturales. Una vez ha llegado el barco, ella espera desesperada llamando tres veces en dos minutos, diciendo que no te ve, pero es que han coincidido tres barcos de la misma empresa en el puerto.
Cuando por fin están juntos, antes de subirse al coche, tienen que abrazarse porque las almas llevan los cuerpos obligatoriamente apretarse y besarse con rabia entremezclada de ternura y pasión. Comienzan a viajar en el coche cuando ella observa la aguja marcando un recalentón del motor y los nervios están matándola. Por su boca salen blasfemias cagándose en todos los santos, pero él es más positivo y habla con mucha paz calmándola mientras mira buscando un lugar para aparcar y mirar el motor, con la seguridad que será el radiador casi vacío sin agua.

El único lugar donde pudo aparcar urgentemente fue en la entrada a un edificio con un vado, porque no quedaba otro remedio y abrimos el capó del motor, comprobando que el radiador estaba frío, es decir, casi seco. Ella quedó esperando en el coche, mientras él fue a por agua y a recargar el móvil de ella, por si no es el problema del agua y tienen que llamar una grúa. Él está muy relajado y camina por las calles buscando la primera tienda y dos calles más allá encuentra una tienda donde pudo cargar el móvil y comprar agua. Allí preguntó por una tienda de bisutería y le dijeron que solamente habían unas tiendas de chinos bastante más allá, pero él no pierde la esperanza y camina, pero sin resultado alguno. Casi media hora tardó en volver al coche y cuando llega había un señor con ella, diciéndole que cerca había justamente un taller y que fuera, pero él traía una garrafa de cinco litros de agua y le pidió que arrancara el motor, porque para poner agua, tiene que ser con el motor en marcha, para no romper la culata.

Ella había llamado a sus hermanas y había conseguido un coche incluso, para poder seguir camino hacia la felicidad, pero él estaba seguro que el único problema era el agua y si cuatro litros de agua tuvo que ponerle, porque el motor estaba más seco que un pistacho, pero el problema quedó solucionado y siguieron rumbo al sur. Él pidió que por favor, fuera a un centro comercial porque llevaba una semana pensando en una argolla porque estaba convencido que con el pelo negro y la cara de india apache, iba a quedarle bien. Ella fue a un centro comercial, el corrió y compró tres de diferentes medidas y por fin cumplió su deseo, además de explicarle que tardó en llegar con el agua por dicho motivo y ella flipó en colores, cuando descubre que a él importaba una mierda el coche, solo sus argollas para regalárselas.

Siguen hacia un restaurante con terraza frente al mar y allí gozan de una cena al máximo nivel y cuando él habla con los camareros, descubre que dicho restaurante era de un antiguo amigo suyo, que se había suicidado años atrás. Faltan muchos detalles, pero se lo imaginan ustedes. Un abrazo

Juan Santana
Comentarios
Me encanta!!!! ;)
Primera vez que comento y me emocionó y me pareció tan corta. A mi también me encanta. Felicidades