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Arona 6 de Mayo de 2014
Reír y llorar
El primer domingo de mayo, celebramos
el Día de la Madre y en este 2.014 tenía
programado un secreto hasta dejar de
serlo. Estaba en Gran Canaria, descargando
negatividad, limpiando el alma mía, por esas
cosas que a todos nos pasan y tenemos
que comernos el marrón sin poder nadar
en contra, porque la vida es así, no la hemos
inventado nosotros. Por desgracia muchos hemos mezclado amor con amortizar y vivimos en un mundo de interesados al máximo nivel.

Los ves venir y otros nos verán a nosotros, cuando necesitamos algo y obligatoriamente tenemos que agachar la cabeza y arrastrarnos para pedir lo que nos hace falta. No estamos hablando de material solamente, también hablamos de amor, caricias, abrazos y sentimientos que están muy cerca, pero pocos somos capaces de gritar sin miedo para pedir. Sin embargo damos caña al que trinquemos, especialmente algunas personas que están en un cargo público, como políticos o famosillos de los programa del marujeo.
Este fin de semana, tenía en mente hacer algo especial y logré cumplir el sueño, yendo hasta La Aldea San Nicolás de Tolentino en el sureste de Gran Canaria, fui a un lugar especial, al cementerio donde están algunos familiares entre miles de difuntos. El cementerio está situado al final de una calle muy ancha, donde hacen los conciertos y fiestas, porque es el único lugar más espacioso. Cuando entro al cementerio, encuentro Adela, una señora de unos ochenta años con una energía de la hostia, que cuando camina parece que tiene veinte años. Al principio ella no sabía quién era yo, pero cuando dije que era el hijo de Nati, me abrazó con tanto amor y acariciando mi cara, que esa parte de cerdo que todos llevamos, se borra un poco. Hacía más de veinte años que no veía a esta mujer y ella fue quién me llevó hasta la tumba donde esta mi abuela, con la desagradable sorpresa de que no aparece su nombre, Eladia. Esta el nombre de José Manuel, mi tío, que murió de un infarto poniendo carteles de un partido político, el CDS y de mis bisabuelos, pero de mi abuela Eladia o Yaya, nada ¡Qué bien!, mi abuela, que fue la mujer que aguantó a todos los capullos de hijos y nietos, es la que no tiene su nombre en memoria y así es la puta vida. Muchas flores pondrán algunos nietos con esas caras de buenos y buenas, pero mierda pa´nosotros.

Tengo muchos amigos y familiares en este pueblo, pero sigo mi camino dando la vuelta a la isla, porque si decido parar en algunas de las casas, no me dejarán salir y además no me apetece ver a nadie por poco tiempo, aunque dicen que vale más un poco que nada, pero el que nada no se ahoga y seguiré nadando a mi manera. No soy de aquellos que visitan de paso, porque también considero una visita falsa, hacerlo de esta forma. Desde muy pequeño casi siempre estuve en contacto con los muertos y muertos somos todos nosotros, cuando estamos respirando pudiendo movernos para hacer cosas interesantes y sin embargo estamos mamados o emborregados o hipnotizados.

Y terminando con el tema de mi abuela, que es el mismo caso a muchas familias, les diré que para las herencias si andamos rápidos todos, ¿Verdad? KELESDEN A TODOS LOS QUE LUCHAN POR LAS HERENCIAS DE LOS MUERTOS, SIN CORTARSE UN PELO. Llego a la capital, exactamente al Centro Comercial Las Arenas en Guanarteme, donde algunos camareros conocían mi vida en aquellos años que también viví en la calle Lepanto. Me tragué dos películas, Pompeya, de gladiadores y el famoso volcán que enterró toda la ciudad y la recomiendo y la que también recomiendo para que rían, que es muy bueno para limpiar toxinas, es Ocho apellidos vascos.

Estimados lectores, un abrazo y gracias por regalarme parte de su hermoso tiempo. ¡Nos vemos!

Juan Santana
Comentarios
Esto lo he grabado donde dormía por si deseas escuchar y espero que te guste. Un saludo
http://www.youtube.com/attribution_link?a=JeFtf_pMlJk&u=%2Fwatch%3Fv%3D7W4QT2W1hAg%26feature%3Dshare
Gracias JUan. No sabes cuanto has transmitido. Un seguidor