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Arona 4 de Noviembre de 2014
Sexo con perros.
Cada uno en su sitio
Cada uno en su sitio y espero que el vídeo
sencillo que les preparé les haga reflexionar.
Primeramente, hola querido lector y esta vez
hablamos de sexo y perros. Si el caniche, el
pastor alemán, el boxer o el pitbull hablaran en
vez de ladrar, no ocurrirían las historias de amor
que a continuación les cuento, porque fueron testigos de amores y desamores a escondidas.

La historia del caniche fue cuando una madre aquella noche tocó en la puerta de mi amigo, que eran vecinos para pedirle por favor que la llevara al hospital porque su hijo pequeño gateando cayó al suelo y se rompió el labio. Mi amigo llevó a la vecina y a su hijo al hospital sin ningún problema, pero al siguiente día la madre volvió nuevamente a su casa cuando sabía que estaba solo y en agradecimiento estuvo mucho tiempo haciendo cosas bonitas con él, mientras él miraba por el agujero de la mirilla de la puerta, por si venía alguien y ella jugaba con sus cosas. El caniche sentado en el sillón observaba todo esto, pero como no puede hablar, solo ladra y es imposible que se chive.
La siguiente historia del pastor alemán, fue cuando otro amigo iba en su coche a las doce del día por la autopista y entra un mensaje en su móvil de una amiga doctora, para decirle si tenía una hora libre, porque sentía deseos de sudar con él y por casualidad iba en el coche a pocos kilómetros de la casa de la doctora y decide pasar a visitarla. Entra a su casa y estaba ella con el pastor alemán, que gozó de la charla y además cuando hacían el amor, el sentado en el sofá y ella encima, el pastor alemán tenía la cabeza apoyada sobre la pierna izquierda de mi amigo por cualquier motivo. El pastor alemán no puede contar esta historia porque solamente ladra.

Después está el boxer, culpable de dejar aquella pobre mujer guapa y rica económicamente hablando, cuando obsesionada por otro de mis amigos esperó por él, hasta que saliera de trabajar para llevarlo a sus casa y cuando se dirigían a la casa de ella, le dice que iba a conocer a su perro boxer, que era muy guapo, pero el amigo encontró disculpa para retirarse con la disculpa de ser alérgico a los perros y eran mentiras. Ella sufrió mucho por culpa del boxer y no sabemos realmente si le contó todo esto al boxer, pero aunque lo contara, el boxer jamás podrá revelar la historia, porque el boxer ladra, no habla.

Luego está la última historia del pitbull, cuando eran las siete y media de la mañana de aquel domingo, entra un sms en su móvil de una antigua amiga para ver cómo estaba, pero era con el pretexto de intentar ella hacer el amor a mi amigo. Mi amigo le dijo que tenía libre hasta las nueve de la mañana y que estaba cerca, pero cuando iba hacia la casa van hablando con sms y ella le dice que se dé prisa y que tiene un par de rayas de coca y que estará fuera esperando con su pitbull. La sorpresas es que mi amigo responde con otro sms diciendo que no toma coca, ni le gustan los perros y menos los pitbull, porque no son fiables, por muy buenos que digan que sea esta raza peligrosa y punto pelota. El pitbull no podrá ser jamás testigo, porque no lee los mensajes y aunque leyera, no ladra. Gracias por regalarme vuestro hermoso tiempo y espero que hayan disfrutado de esta carta sexual canina y no olviden, que cada uno en su sitio. Un abrazo…

Juan Santana