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Arona 24 de Octubre de 2014
Unos hablan de.....y yo vuelvo
con Yaya
Hola querido lector, espero que estés bien.
Hoy volvemos con Yaya la pescadera del sur de
Tenerife, una mujer duro y puro ejemplo en cuánto
actitud ante la vida, porque a sufrimientos nadie podrá
ganar a esta diosa canaria. Una mujer trabajadora desde la niñez y recordar que el pasado año mataron a su hijo en San Isidro cortándole el cuello para robarle.

Quisieron darle doscientos mil euros, para poder librar de muchos años de cárcel al agresor con el cuento de que estaba sin control por drogas y bla, bla, bla, pero Yaya como madre, no quiere dinero, quiere que se coma el marrón de estar encerrado y que viva entre cuatro paredes, porque Yaya aunque esté libre lleva dentro el dolor como todos tenemos, pero el dolor de la muerte de un hijo es muy fuerte y más cuando fue en aquella forma tan brutal.
Pero vamos a salir de esta tristeza y vamos a trasladarnos con Yaya hace 56 años
que ni podemos imaginarnos como sería Los Cristianos en el sur de Tenerife y en esa época tenía Yaya 12 años. Lógicamente como cada día ocurrían sucesos, historias de amores y desamores y otras más, pero jamás tantas como actualmente. Pues resulta que llega a Los Cristianos el primer transistor y digo transistor, porque así llamaban a los aparatos de radio, que luego añadieron una parte para cassette y llamamos radio cassette. Yaya toda su vida ha vivido cerca del mar y su pan siempre ha sido con el sudor del sol y el olor de algas y pescado y su marido tenía tres barquillas pequeñas de madera.

Un día estaban pescando por la zona del muelle viejo y escuchan un sonido saliendo de un aparato pequeño que estaba colgado en el cinto de un marroquí y el marido de Yaya estaba asombrado, alucinado y acercándose al señor preguntó que era esa cosa por donde salían personas hablando. El señor explicándole el tema del transistor, el marido de Yaya queda encantado y ofrece cambiar el radio por una barca y hacen el negocio. Entonces el marroquí tenía su barca para pescar y la familia de Yaya, tenía su aparato de radio para escuchar noticias y algo de música. Otro día estaban en la casa y llega un hermano del marido de Yaya y también alucina con el transistor que estaba situado encima de la mesa de la cocina. El cuñado era soldado español y tenía esas gorras parecidas a los legionarios que les colgaban en un lateral una especie de adorno que parecía la parte baja de una escoba agarrada a un hilo rojo y dicha gorra la cuelga en una silla de la cocina para seguidamente sentarse y charlar, mientras seguía flipando con el transistor.

En un momento de esos que dan ganas de ir hacer las necesidades al baño, el cuñado va al baño y cuando sale no encuentra la gorra en la silla donde la había dejado y el pobrecito era tan inocente, que culpa a las personas que estaban hablando en el programa que estaban retransmitiendo en ese momento por la radio. Quería contarles esto para dejar plasmado un recuerdo simpático de una mujer simpática que como dije al principio, es puro y duro ejemplo de una actitud positiva ante la vida, que está llena de…….bla, bla, bla y cosas absurdas. Gracias por regalarme un poco de vuestro hermosos y lindo tiempo y espero que hoy hayan sonreído. Sin corregir los errores, le damos al ratón, enviamos pero antes, les doy un fuerte abrazo soñado o virtual.

Juan Santana