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Arona 3 de Sepeiembre de 2014
Julio y Agosto 2014
1ª Parte
Cada mañana desde las seis
estoy en planta. Estoy en la parte
más alta de una montaña, bautizada
con el nombre “El Lomo” y hablamos
de Tijarafe, Municipio de La Palma, una isla de Canarias. Esta muy oscuro y voy al Bar Canarias, que abre desde las cinco de la madrugada, Juan su propietario abre para ir preparando las tortillas con más de ocho centímetros de ancho casi cincuenta de diámetro.

Tiene wifi y conecto el portátil, mientras tomo un té con leche observando las noticias nacionales e internacionales, que en estas fechas son muy duras con la guerra de Siria, Irak, Ucrania, mujeres asesinadas por sus parejas donde algunos cobardes terminan suicidándose y es lo mejor que pueden hacer, porque un maltratador en una cárcel, podría ser bastante duro.
Estamos en agosto del año 2.014 y este año quejarme sería de idiota, porque tengo mil razones positivas obvias para dar besos a las almas que rodean mi espacio, ya que llevo dos meses volando en una nube de libertad. Salí el 4 de julio hacia Berlín, donde dejamos a mi hija en una residencia de estudiantes para que practicara alemán, aunque sabemos que gozará sus primeros momentos de libertad con quince años. En este centro ocurre una gran casualidad o causalidad, porque mi hija conoce a una amiga de Polonia, que estaba leyendo el mismo libro, por la misma página y más casualidad todavía, es que voy a Polonia en guagua, para visitar el campo de concentración de Austwich, donde murieron más de un millón de personas, la mayoría judíos. No quiero hablar de muertes, para no sufrir un pasado, que todos sabemos y hemos visto documentales y películas.

Estuve cinco días en Polonia y cojo otra guagua hacia Praga, donde estuve otros cuatro días quedándome en un barco atracado junto al río por 25 € diarios y te daban incluso desayuno. Praga solo tiene un 5 % de paro y una cultura encantadora. De Praga vuelvo a Berlín en guagua por 28 € a buscar a mi hija y la guagua es muy cómoda con televisión, chocolate y café gratis y tarda cuatro horas en llegar hasta Berlín. De Berlín, nos vamos a Italia aterrizando en el aeropuerto de Roma y comienza el estrés total, porque es una pasada de turistas y miles de personas que corren a todos lados. Nos quedamos en Roma cuatro días y sufro viendo pobreza, tristeza en las calles con cientos de mendigos que piden ayuda y revuelven los contenedores de basura. El gobierno de Italia es más perro que el español, porque exprime sin piedad y de cada 10€, 6 son para el gobierno.

En muchos restaurantes y pensiones, te piden por favor si puedes pagar en efectivo, porque la mayoría están en rojo o para no pagar tantos impuestos y lo curioso es que en Roma, entran millones de euros diarios con los turistas en sus visitas al Coliseo, Plaza San Pedro y más lugares con colas impresionantes que pagan por dichas visitas. En Roma, alquilamos un coche y nos vamos a Montecatini Terme que son casi cinco horas de coche, pero este lugar es totalmente diferente, aunque los precios siguen siendo iguales. En Montecatini grabo unas guías para un nuevo disco con músicos de Brasil, América e Italia. El 80 % de mi vida es música y el 20 % restante, también. Gracias por estar ahí y regalarme un poco de vuestro tiempo… (continuará).

Juan Santana