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Guía de Isora 8 de Noviembre de 2014
Andrés Duque: “Para mí
no existe diferencia entre
el documental y la ficción”
El cineasta hispano-venezolano Andrés Duque
es jurado de los concursos nacional y ópera
prima del IX Festival Internacional de Cine Documental de Guía de Isora MiradasDoc.

Frente a quienes tratan de definir su trabajo como videocreación o cine-ensayo, Duque se limita a decir que él hace cine. El director también impartió en estos días un taller para jóvenes sobre dirección documental, del que destacó la falta de prejuicios de los nuevos creadores.
-Al tipo de cine que usted hace se le ha llamado videocreación, cine-ensayo…
¿Cómo lo define usted?

-Yo hago cine, lo cual lleva a preguntarte qué es el cine. ¿El cine tiene que ver con un soporte? ¿Trabajar en vídeo se divorcia de lo que entendemos por cine? ¿El que tus películas se distribuyan por Internet y no en una sala es algo que no tiene que ver con el cine? El problema con las definiciones es que igual a la crítica o a los teóricos les sirven para saber en qué disciplina y, sobre todo, en qué mercado te mueves. No estoy muy seguro, pero creo que eso de videocreación es un invento de la televisión para hablar sobre cierto tipo de documental que escapa de la lógica o de la narrativa de la observación –donde no hay una participación directa del cineasta sobre el hecho que está grabando–, un documental en el que el cineasta empieza a tener cierto protagonismo apareciendo en la imagen o sencillamente reflexionando sobre la imagen en sí. Es decir, no muestra una realidad, sino que te está diciendo los efectos que esa realidad está teniendo en ti como espectador de una experiencia cinematográfica. A esto se le llama videocreación, cine-ensayo… Se han dado muchos conceptos para hablar al final de lo mismo.

-En todo caso, estamos hablando de cine documental, no de cine de ficción
-Esto es debatible, por supuesto, pero para mí no existe diferencia entre el documental y la ficción, porque cada imagen de cine es un documento de lo que has registrado, pero a la vez estás ficcionando: en el momento de encuadrar, al dejar fuera cosas estás ficcionando. Por lo tanto, ante este exceso de conceptos y nombres, cuando la gente me pregunta “¿Qué haces?”, yo contesto que hago cine. Pero el mercado tiende a canalizar las cosas para que el que consume tu trabajo pueda entender un poco qué tipo de cine haces; entonces, ahí es donde entran esta serie de conceptos.

-Los teóricos y críticos actuales del cine documental parecen estar de acuerdo en que este género no registra la realidad, sino que crea una nueva. ¿Usted qué opina?
-Esto es una idea que sacó un teórico que se llama Bill Nichols en el libro La representación de la realidad. Este es el primer libro que de alguna manera empieza a poner en cuestión esto: hasta qué punto una imagen de cine tiene una doble naturaleza.

-Y viniendo de este mundo llamémosle de cine-ensayo, ¿le resultó difícil ser jurado de un festival que ofrece productos más sociales, más convencionales?
-No. Ahora tú y yo estamos hablando de conceptos, pero cuando estoy viendo una película, y también a veces cuando hablo sobre cine, estoy hablando de emociones.

-¿Cree que el cine que usted hace se aparta paulatinamente de la realidad?
-Bueno, al principio el cine digital generó mucho rechazo por el miedo a que se perdiera el celuloide como forma de imprimir las imágenes. Una imagen de celuloide es difícil de manipular: puedes colorearla, puedes rayarla, pero siempre es un índice, una constancia, de algo real que se filmó. Ahora cualquier imagen puede ser manipulada y transformada hasta el punto de que puedes llegar a dudar de que esa imagen sea real. Las películas que a mí me interesan son las que están planteando esa duda, como hacía el cineasta Harun Farocki, que murió este año, lamentablemente. Él es uno de los grandes documentalistas de ahora, y todo su cine se basa en esas preguntas: ¿qué es una imagen digital?, ¿qué perdemos de eso que hasta ahora conocíamos como la realidad?, ¿y qué ganamos también ahora?

-En realidad, la intención de manipular la realidad con la fotografía y el cine ya existía en el siglo XX. Lo que ha cambiado es la técnica, ¿no?
-Sí, ya existía. Incluso en esas primeras incursiones de intentar captar ovnis o hadas con la fotografía. Pero aun así eran imágenes que necesitaban de un componente real: tenías que fotografiar un objeto real para luego transformarlo en un hada. Con la imagen digital, el objeto real ya es prescindible, la realidad ya no la necesitas. Entonces, eso lleva a una serie de preguntas sobre qué es la realidad ahora en la imagen, sobre todo cuando empieza a ser aceptada masivamente la idea del documental interactivo, de cómic o de animación. Con ese cine se está hablando de realidad pero no hay ni una sola imagen que nos remita a esa realidad.

-¿Qué impresión se lleva de MiradasDoc?
-Yo conocí a Alejandro Krawietz [director de MiradasDoc] cuando este proyecto apenas estaba germinando y me pareció fantástico, porque festivales como este tienen un abanico bastante amplio de conceptos, y eso es bueno: que no haya una imposición, una sola forma de entender el documental, sino enseñar al público que el documental se puede concebir de muchas maneras. Me he quedado muy a gusto porque he sido jurado y he visto que había muy buena calidad en las películas que concursan.

-También dio un taller para jóvenes sobre dirección documental
-Sí, era gente muy joven y lo bueno es que conectaron bastante bien. Hablamos de la palabra, pero le dimos más énfasis a lo que nos transmite ideas y emociones a través de la no-palabra. Hicimos ejercicios prácticos, vimos películas y las comentamos… Para ser un público tan joven estoy sorprendido de lo bien que conectan; quizá las ganas de aprender hace que no tengan tantos prejuicios a otras formas de hacer cine. Al final, yo vine a mostrarles que hacer cine es algo amplio y bonito, y justamente lo bonito es que hay muchas maneras de hacer cine y cada quien tiene que encontrar la suya propia.