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Arona 24 de Septiembre de 2014
A menos lo ideológico
Está tan desvirtuada la política en sí, que lo que siempre
se ha creído y pensado que llevaba la política, y eran sus
ideales y que esto debería de ser el caldo de cultivo para
que un Partido, de izquierdas o de derechas, pudiera exponer dentro de sus programas al pueblo, sus ideas para mejorar socialmente y desarrollar una vida mejor.

Pero vemos que todo se ha vendido al mejor postor, se ha ido a lo fácil y rápido, se ha caído todo a trozos, la ideología ha quedado como referencia de los Partidos, ahora solo se adora políticamente al "Becerro de Oro", al poderoso caballero Don Dinero. Hoy, y en la vida que nos ha tocado vivir es la economía la reina de las batallas, la que quita y pone políticos, es igual que sean de derechas o de izquierdas, la pleitesía que se ejerce es ciega ante el poder económico que es el que dictará lo que en ese momento seas o puedas llegar a ser, luego si hay sitio se verán los ideales, esos que tan platónicamente se tenían en otras épocas.

Ahora todo esto lo vemos a diario en los comportamientos de muchos de los líderes de los diversos partidos políticos que tenemos en este país, y que muchas de sus actuaciones para el votante, para el pueblo, o para quien quiera que les siga en su política no acaban de entender qué está pasando ¿Qué están haciendo?
Uno de los experimentos que se han hecho en este país y ha llegado a parecerse a una Alquimia perfecta ha sido esa transfiguración de la clase media-media alta en un proletariado por ese gran efecto económico, y por esto se ha convertido ya todo el país en un gran mercado laboral.

La competitividad ha llegado a los máximos pedidos, cada vez se exige mayor nivel de especialización y calificación, puestos a pedir y recolocar, ¿Qué hacemos con esas generaciones que no han llegado a tener ese nivel, y que están en sus 50 años? Pero vemos que en España el trabajo no evoluciona, ya que no se puede llegar a acceder a ninguno sin ningún tipo de formación ni experiencia laboral, de esta forma seguimos estando en lo más ínfimo de la política laboral y social.

De esta forma, solo las empresas que los españoles sufragamos con los innumerables impuestos que pagamos pueden hacerse fuertes ante esta avalancha que tenemos de corrupción en el mercado laboral, en donde no deben de haber ni izquierdas ni derechas, porque la solución que reclama el ciudadano debe de ser inmediata y esto no pasa por los ideales de uno o de otro color, ya que todas estas políticas están desvirtuadas, y esto nos atañe a todos.

Salvador Barnes
doropress@gmail.com